sábado, 6 de septiembre de 2008

5 de septiembre 2008

Buenas. Aprovechando la mañana de ayer que estaba fresquita , me fui a echar un ratillo por el muro. El cielo estaba nublado, el mar algo movido pero no estaba muy mal. Viento de poniente soplaba contra mí al dirigirme al sitio. Debajo mía la sonda marcaba poca actividad por el camino y por encima del agua no se veían los chapoteos de estos últimos días de las caballas. Pero claro, tal y como está la cosa últimamente no se puede augurar nada ya que el pescado come cuando quiere y no atiende a nada. Una vez encontrada la piedra sí que veía actividad pero como si no hubiera porque ni a las plumas entraban. Estuve un rato y de buenas a primeras tuve una picada muy brusca, pero no se enganchó. Al poco tiempo y después de probar varias formas y colores de jigs tuve otra picada, esta vez con suerte de poder empezar una pelea con algo que tiraba con ganas y que no tendría menos de 4 o 5 kilos. Pero la suerte se me fue cuando a media agua me dijo "ahí te quedas" y me quedé sin peso en la línea y con cara de besugo.
Como la cosa parecía que iba mejor, seguí manejando arriba y abajo a ver si volvía a picar algo pero nada. Cambié a una piedra más adentro, que aunque tenía menos profundidad se veía más actividad a media agua. Es curioso porque no me pude hacer con ninguna caballa a bordo y fijaos en la actividad de la sonda en la foto. Un rato antes de irme tuve una sorpresa, una picada, que aunque fue leve y sin mucha lucha, logré subirla a bordo. Un bocinegro con 1,1 kg fue el resultado de una jornada de pesca que estoy seguro que si hubiera podido estar más tiempo seguro que me habría dado un buen resultado ya que , aunque lento y pausado, los peces tenían ganas de comer. Aquí una foto del susodicho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario