Después de algúnas semanas sin salir a causa del mal tiempo, y ya con un mono de los grandes, por fín pude planear una salida. Esta vez me decidí a salir por Cádiz. A las 7:15 estaba ya en el sitio preparando los bártulos de pesca, pasaron unos 20 minutos cuando me adentré en el mar y comenzé a remar para llegar a la marca. La sonda marcaba actividad, seguramente serían caballas ya que es la época. Una vez en la piedra empiezo a menear el jig arriba y abajo, pronto comienzan las caballas y jurelas a entrar, comienza la diversión. Algunos dobletes entran a las plumitas de arriba del jig, que nerviosismo traen las caballas, tiemblan de una forma bestial. Es de las primeras veces que el jigging comienza a hacer efecto y aunque es una pesca un poco estresante, si es verdad que es distraida. El estar esperando la picada "gorda" en uno de los tirones hace estar al 100% atento y en tensión.
Muchas pasadas tuve que dar en la piedra para subir las caballas, pero al final....zassss!!! Iba subiendo una caballa cuando de repente un tirón me hunde la caña, el carrete empieza a chirriar y comienza el combate. Es una pasada como tira el bicho, es mi primera pieza grande y la adrenalina que tengo encima no es poca. Me cuesta bastante, pega unos cabezazos buscando el fondo pero poco a poco voy cobrando linea. A los 5 minutos más o menos ya le veo el lomo brillar y voy preparando el bichero como puedo para embarcarlo a bordo. Cuando lo tengo en mis manos no puedo estar más nervioso, no sé si meterlo en la bolsa, si ponerle el pasador, si amarrarlo por la cola, ufff... Tiene una boca poderosa, pega unos mordiscos que hay que tener sumo cuidado. Poco a poco me tranquilizo y ya decido tirar para tierra donde, después de sortear algunas olas, logro entrar en la orilla. Al final escapo con una sama de 3,500kg y 3,700kg de caballas. Un día de los que no se olvidan sin duda alguna.
Muchas pasadas tuve que dar en la piedra para subir las caballas, pero al final....zassss!!! Iba subiendo una caballa cuando de repente un tirón me hunde la caña, el carrete empieza a chirriar y comienza el combate. Es una pasada como tira el bicho, es mi primera pieza grande y la adrenalina que tengo encima no es poca. Me cuesta bastante, pega unos cabezazos buscando el fondo pero poco a poco voy cobrando linea. A los 5 minutos más o menos ya le veo el lomo brillar y voy preparando el bichero como puedo para embarcarlo a bordo. Cuando lo tengo en mis manos no puedo estar más nervioso, no sé si meterlo en la bolsa, si ponerle el pasador, si amarrarlo por la cola, ufff... Tiene una boca poderosa, pega unos mordiscos que hay que tener sumo cuidado. Poco a poco me tranquilizo y ya decido tirar para tierra donde, después de sortear algunas olas, logro entrar en la orilla. Al final escapo con una sama de 3,500kg y 3,700kg de caballas. Un día de los que no se olvidan sin duda alguna.
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