Después de algunos días de viento en los que por suerte he estado fuera, me decidí a salir por Camposoto a practicar un poco de pesca fondeado, que hacía tiempo que no hacía esta modalidad. 6:30 am despierto con la incertidumbre de si habrá viento o no. Asomo la nariz al patio y efectivamente no hay. Inmediatamente me tomo la biodramina y preparo un bocata y bebidas para llevar y tomar a media mañana. Llego a la playa y en el aparcamiento mis oídos perciben los truenos que provienen de la orilla, unas olas con un tamaño curioso y que casi no daban tregua. A las 7:15 am estoy en el agua y aprovechando un hueco entre algunas olas entro rápido y veloz, aún así me como un par de ellas en el pecho pero la prowler navega de lujo y se porta bien manteniendo el rumbo. Cuando paso la línea de olas y las boyas de señalización de la playa empieza a dar el mar de fondo, con unas olas que me hacían desaparecer arriba y abajo. Pongo rumbo al pesquero y una vez llego me fondeo con la ilusión de pescar algo. Rápidamente llegan las primeras picadas y aparecen mojarras negras de un tamaño medio pero no el deseado, hago suelta de algunas que no vienen tragadas, otras no puedo hacer nada. Entre tanto aparece el mareo, la mar de leva empieza a hacer de las suyas y comienzo a echar hasta la primera papilla. Es curioso pero todo desaparece cuando vienen las picadas gordas. A las 10:30 am el pescado deja de comer y me dispongo a dar un paseo a curri más a la orilla, me entran una oblada y un cochino que traía a toda la corte detrás acompañándolo, este lo suelto. El resultado de las tres horas de pesca. Borriquete con 980 gramos y otro con 530, sargo burgo con 800 gramos y alguna pieza más no destacable.
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